Eran las tres de la tarde y el
timbre del Centro San Viator empezaba a
sonar, nuevamente se volvía a oír el bullicio melodioso de aquellas risas. -“Señorita, señorita”- expresaban con
emoción los niños y las niñas que con mochilas en los hombros retornaban a San Viator para reencontrarse con sus amigos
y amigas y realizar las tareas de la escuela.
Así, con la energía que los
caracteriza, se dio apertura a la ludoteca Pukllana -una vez más- para lograr
juntos y juntas nuestra meta escolar de este año "aprender".
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