viernes, 12 de julio de 2013

¡Yo puedo ser!

El reloj marcaba las cinco y media de la tarde y el timbre comenzaba a sonar. Papitos y mamitas empezaban a llegar para la reunión programada.  

Unas fuertes carcajadas instaron mi curiosidad y me hicieron dirigir al lugar de donde provenían aquellas risas. Al ingresar al aula, pude vislumbrar a un grupo de mujeres y varones girando alrededor unas mesas, reían, gritaban, saltaban y corrían como niñas y niños. En esos instantes, vino a mi mente aquella frase de Madre Teresa de Calcuta: “Con el tiempo la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, pero tu espíritu no cambia”. No hay duda que todas y todos llevamos una niña y un niño dentro, para reír, para soñar, para jugar. 

Sin embargo, al momento que una de las maestras del centro mostró un colorido cartel que decía “yo puedo ser” y les preguntó: ¿Cómo pueden ser con sus hijas e hijos? sus expresiones cambiaron. Creo yo, que en esos momentos pensaban en ellas y ellos.

La siguiente pregunta fue: ¿Puedo ser tolerante y respetuosa (so)?. Se empezó a hablar del amor hacia las hijas y los hijos, frases como ¡te quiero! , ¡te respeto!, ¡te valoro!; parecían hacer volar su imaginación, aquella escena en la que miran frente a frente a sus hijas e hijos, y creen que decir ¡te quiero! no es indispensable. Pues basta con darles de comer, con   vestirles  con mandarlas y mandarlos a la escuela, eso significa te quiero. Los abrazos y palabras sobran. Pero con cada palabra que la maestra mencionaba, aquellas personas se mostraban pensativas.

Sin duda, creo que terminada la reunión lo único que querían los papitos y mamitas era llegar a casa, mirar a sus niñas y niños y decirles, yo puedo ser: Tolerante, responsable y respetuosa, contigo ¡te quiero con todo mi corazón!.





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