viernes, 29 de noviembre de 2013

"No quiero tu piropo, quiero tu respeto"

Te levantas muy temprano, presurosa sales a la calle con dirección a la escuela, al trabajo, a la universidad y de pronto; un grupo de hombres que se encuentran en una esquina te empiezan a silbar, pero estos silbidos van acompañados con frases como “mamacita”,  “ricurita”. Otros, al verte pasar  te miran fijamente y hacen algún gesto con los labios. Bueno, hasta ahí pudiste continuar. Luego, cuando crees que todo pasó un vehículo se estaciona frente a ti, dudas unos segundos y cuando te decides a subir el conductor te dice; “sube mi amor”. En esos instantes una sensación extraña de impotencia y miedo inunda tu ser.

¿Qué tan halagador puede ser que un desconocido se te acerque con "piropos”?
A diario muchas mujeres  de todas las edades debemos lidiar con los llamados “piropos”, que lejos de ser “halagos” “cruzan la línea del respeto y se convirtieron en una manifestación agresiva de deseo sexual, invasiva y violenta”. (1)

¿Qué tan halagador puede ser que todos los días tengas que cuidarte de cómo vestirte?
La cultura asociada al machismo (cultura machista) valora la agresividad masculina y la justifica culpando a las mujeres, haciendo referencia a que ellas los provocan con las ropas que usan, “Si no quieren que les pase nada no deben estar fuera de casa hasta muy tarde”, “a las mujeres les gusta que las piropeemos, además las estamos halagando”.
“Muchos hombres no entienden que esto es agresivo, violento y que viola nuestro derecho a caminar tranquilas y seguras por las calles”. (2)

Todos los días mamás le dicen a sus hijas que se tienen que cuidar, las educan para cuidarse de que nadie se sobrepase con ellas. Pero por qué no educar a los hombres en el respeto hacia las mujeres. Hace poco leí un artículo muy interesante, decía que “en lugar de advertir a las mujeres para que se cuiden de no ser violadas, se debe advertir a los hombres para que no violen”.

¡Basta ya! De esta concepción machista que se ha desarrollado en la sociedad, en donde la mujer tiene la culpa de todo y es ella quien tiene que prever las situaciones de peligro y violencia.

Apostemos y trabajemos por la construcción de un mundo en donde hombres y mujeres transitemos libres, seguras y seguros por las calles. Un mundo en donde predomine el respeto y el buen trato.

(1 y 2) Burgman, María Milagros “Alto al acoso callejero” [En línea].  Diario La Primera Digital. 24 de enero 2013. http://www.diariolaprimeraperu.com/online/especial/alto-al-acoso-callejero_129689.html [Consulta: 26 nov. 2013]